Madrid, 21 de diciembre 2012. La persistencia de varios Estados miembros en sus “líneas rojas” durante el Consejo Europeo del 22-23 de noviembre parece manifestar una vez más el status quo de la estructura del presupuesto europeo y deja poco margen de maniobra durante los meses siguientes. El Tratado de Lisboa integró el MFP en el procedimiento legislativo cambiando su naturaleza, desde un acuerdo inter-institucional a un reglamento. Con ello se promovió el papel del MFP en el procedimiento presupuestario; pero podría incrementar también la dificultad de lograr un acuerdo, puesto que el Tratado de Lisboa considera explícitamente la opción de no-acuerdo. Puede ser que algunos Estados miembros lo vean como una red de seguridad y que preferirían aceptar esta opción en lugar de lograr un acuerdo que podría ser percibido a nivel doméstico como un mal resultado. No obstante esta opción pondría seriamente en cuestión la planificación de los programas plurianuales.